Cuando de hablar de comida sana se trata, son muchas las
preguntas que surgen y que, por lo general, permanecen sin resolver:¿Qué es la
alimentación sana? ¿Es la comida algo cultural difícil de cambiar en los
hábitos de las personas? ¿Qué tan bueno o malo para la salud es ser
vegetariano? ¿Existen mitologías acerca de la comida, muchas de ellas
inconvenientes para la salud? ¿Qué tan bueno o malo son la sal, el azúcar, las
grasas, etc.? En fin, son muchos los interrogantes que se nos abren al
establecer la manera cómo vamos a comer o al comentar con alguien nuestros
hábitos alimenticios.
En esto, como en todas nuestras realidades, no hay última
palabra. Por eso queremos abrir esta discusión proponiendo uno de esos listados
que frecuentemente encontramos en las revistas y que apuntan a establecer unas
pautas sobre qué es lo sano al comer. Bueno, esto es apenas el punto de partida;
queremos que intervengan nuestros lectores, especialistas o no, y que
complementemos este listado: en últimas el listado válido es el que tú
establezcas, el que te sea útil y con el que tú seas capaz de ser consecuente.
1.- Escucha a tu cuerpo. No comas si no tienes hambre: En
su lugar toma un zumo natural, una fruta, una pequeña ensalada o un vaso de
agua. De la misma manera, no pases hambre si tienes apetito. Si tienes la
costumbre de comer en horarios regulares cuando no tienes hambre, tu hígado sufrirá
con excesivo ajetreo.
2.- Bebe de 8 a 12 vasos diarios de agua mineral ya que
ayuda a limpiar el hígado y los riñones y a perder peso. El cuerpo necesita
pequeños y frecuentes sorbos de agua, de otra manera las células se encogen por
deshidratación y sus membranas se secan.
3.- Evita consumir grandes cantidades de azúcar,
especialmente azúcar refinado, ya que el hígado lo convertirá en grasa y
colesterol. Llegará un momento en el que los triglicéridos de la sangre serán
demasiado elevados y esto está asociado con un incremento del riesgo de
enfermedades cardiovasculares.
4.- No te obsesiones midiendo las calorías. Adoptemos
la costumbre de comer menos, parando una vez que el apetito ha sido saciado. Es
mucha más la gente que muere por comer en exceso que por defecto. La pérdida de
peso vendrá de la mano con la mejora del funcionamiento del hígado. ¿Por qué
preocuparse mirando lo rápido o lo lento que el cuerpo pierde peso?
5.- Evita los alimentos a los que puedas ser alérgico o
que sepas por experiencias pasadas que no te sientan bien. Mastica la comida
lenta y concienzudamente, ya que la digestión comienza por la saliva cuando
ésta se mezcla con los alimentos en la boca.
6.- Presta atención a la buena higiene intestinal. No
calientes nunca la comida más de una vez y siempre lávate las manos antes de
comer. Evita especialmente las carnes en conserva.
7.- No comas si te sientes tenso o ansioso ya que
durante estos estados la corriente sanguínea es desviada de los intestinos e
hígado a otras zonas del cuerpo.
8.- Procura adquirir productos biológicos frescos y
libres de pesticidas. Si consumes huevos y pollos, que sean siempre de corral.
9.- Obtén las proteínas de diferentes fuentes, incluidas
las legumbres. Hay muchos platos en los cuales la proteína se obtiene de las
legumbres, granos, cereales, frutos secos y semillas. Las proteínas de primera
clase procedentes de la combinación de estas fuentes son tan completas como las
proteínas de origen animal y contiene los 8 aminoácidos esenciales.
10.- Elige bien el pan y el relleno. Es importante comer
solamente pan de buena calidad. En una tienda de comida natural puedes
conseguir pan que no contenga sustancias artificiales. Prueba distintas
variedades de pan para encontrar el que mejor te funcione, prueba el de
centeno, de trigo, de maíz, de avena, de cebada y demás que puedas encontrar en
tiendas de alimentos naturales. Para algo más ligero, prueba crackers de arroz,
de centeno o pan de pita (árabe) sin levadura.
11.- Evite el estreñimiento comiendo mucha fruta fresca y
vegetales y bebiendo agua a lo largo del día. Evitando el estreñimiento
evitarás el crecimiento de organismos no deseados en el intestino grueso.
12.- Evita las grasas saturadas o en mal estado. Estas
grasas insalubres pueden dañar el hígado con los cambios característicos de un
“hígado obeso” similar a aquel de los consumidores de alcohol. El tipo de grasa
que ingerimos diariamente es importante para la salud y la longevidad y tendrá
más influencia que ninguna otra cosa sobre el funcionamiento del hígado y el
peso.
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