viernes, 9 de septiembre de 2011

Cómo incorporar hábitos saludables, sin fracasar en el intento!



Esta vez va en serio”, “ahora sí, porque lo hago por mi salud”, “yo sé que si me lo propongo, lo hago”… ¿Cuántas veces dijiste, pensaste o escuchaste frases de este tipo?

El ser humano por naturaleza tiene una memoria muy selectiva de los eventos que nos suceden en la vida. Es por esto que en muchas ocasiones tendemos a “dejar pasar” algunas cosas que decimos que vamos a hacer con el fin de poder continuar conviviendo en cierta paz con nosotros mismos. En el otro extremo, están los que seleccionan con más frecuencia los fracasos y dejan pasar los éxitos para justificar la presión que se ejercen sobre ellos mismos y al mismo tiempo se auto-castigan por no cumplir.

Si llevamos esto al terreno de las “dietas”, te podrás imaginar que nuestra memoria (por no decir nosotras mismas) se pone al máximo de selectividad. ¿Cómo hacemos entonces para adoptar nuevos hábitos más saludables sin desistir en el camino? Como vimos en el párrafo anterior, pueden pasar 2 cosas:
1-  Postergar la decisión de mejorar con la excusa de que “no es el mejor momento porque… (lo que fuere)… Pero este lunes empiezo en serio”, ó inclusive hacer la vista gorda y continuar con nuestros viejos hábitos desistiendo totalmente del asunto.
2- Al poco tiempo de haber empezado con nuestra nueva rutina, si tenemos un traspié, nos “castigamos” volviendo a los viejos hábitos por no cumplir con nuestra palabra.

La única solución para evitar cualquiera de las 2 opciones es: llevar un Controlador
Estarás pensando “¿de qué me sirve esto si puedo hacer trampa?”. Este es el punto: Como poder, podés hacer trampa, pero te va a pesar el doble.

La clave en la eficacia de los controladores es que te permiten VER con claridad qué es lo que estás haciendo, y no queda librado a la “percepción” si estás haciendo las cosas bien o no tanto. Cuántas veces nos pasa que empezamos una dieta y al cabo de 1 o 2 meses no vemos cambios y nos preguntamos “pero si estoy haciendo todo bien, casi no como nada, ¿porqué no me funciona?”.

Incorporar un controlador de actividades puede resultar muy molesto al principio, pero una vez que comenzás a utilizarlo, no sólo te das cuenta de que te pesa más romper la rutina seleccionada, sino que además te permite auto-evaluarte con más objetividad sobre los esfuerzos que estás haciendo por mejorar tu hábitos, y al mismo tiempo vas aprendiendo a organizar tu día para poder cumplir con las tareas. Muchas se sorprenden al ver su controlador a fin de mes, porque se encuentran con cosas que no esperaban, como: al final de día haber hecho todas las tareas, haber completado un plan alimenticio con muy pocos traspiés, sienten que a medida que avanzan les rinde más el día, inclusive y, aunque no hayan cumplido con las tareas, se sienten con mayor autoestima por el sólo de hecho de haber cumplido de forma honesta en completar su controlador sin saltearse ningún día.

Ahora te propongo lo siguiente: Armá tu propio controlador apenas termines de leer este post. Empieza por 5 hábitos máximo que querés incorporar en tu vida, ejemplo: Tomar 2 litros de agua, realizar 15 minutos de ejercicios, tomarme 1 hora para comer en el almuerzo y en la cena, etc. Las tareas tienen que ser lo suficientemente específicas como para que puedas responder “si o no”, y en el controlador deben estar tapados los días que sabés que no podés hacer la tarea, ejemplo: Si elegís poner “levantarme a las 6 de la mañana para…(ejercitar, preparar comida, etc)”, el domingo es un día de descanso y es poco probable que lo cumplas, por ende los domingos no deben figurar para este tipo de tareas. El controlador debe estar dividido para al menos 30 días. 

Al finalizar saca un promedio para cada tarea de la cantidad de veces que cumpliste y para las que no cumpliste, esto te dará una evaluación de cuán decidida estás en mejorar tus hábitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.